El prestigio de la profesión
docente no es el que debería ser: el mayor de todas las profesiones. El nivel
de sus ingresos y su estatus social están bastante venidos a menos. Esto es
coherente con una sociedad que le da a la educación poca prioridad, como lo
evidencia nuestra constitución de 1993 (recién la menciona en el artículo 13
del segundo capítulo). El Acuerdo Nacional del 2002 (la menciona recién en el
punto 12). En el Proyecto Educativo Nacional al 2021, tampoco se propone que la
Educación tenga la primera prioridad, como sí lo es en los países que han
alcanzado los mejores niveles educativos como Finlandia, Corea, Canadá, Japón, etc.
Cuando la Educación sea la primera
prioridad de nuestra sociedad y de los que la componemos, el docente será el profesional
mas prestigiado y su estatus socio-económico se elevará al máximo.
Para lograr esto, además de un mayor
presupuesto. Necesitamos sobre todo un cambio en nuestra actitud. Sobre todo en
la de los docentes, ya que somos los encargados de estudiar científicamente la
Educación y querámoslo o no somos y seremos modelos a imitar para nuestros
alumnos.
La famosa frase de Plutarco: “La
mente humana no es un vaso para llenar si no una lámpara para encender”. Nos
permite entender de qué se trata precisamente. Los educadores debemos ayudar a
nuestros alumnos a desarrollar sus inteligencias, incluida la inteligencia
emocional. Y no proporcionarles una avalancha de conocimientos que apenas si
pueden almacenar en sus memorias de corto plazo, para después olvidarlos, sin
que logremos así algún aprendizaje significativo.
Otra actitud que debemos cambiar es
nuestro autoritarismo heredado de tiempos anteriores. Debemos promover el trato
horizontal con nuestros alumnos, sin que esto signifique falta de respeto o
permisividad.
Por otro lado debemos comprender
que la educación no es solamente escolar y preescolar (inicial), también es
profesional (técnica y universitaria), también hay educación en el hogar o
familia. También en la comunidad, educan las diversas instituciones, como las
iglesias, los centros de salud, los clubes sociales y deportivos, etc. También
educan los medios de comunicación, los artistas y los deportistas y los
políticos, en fin hay educación en todos los ámbitos de la sociedad. Por lo
cual, en vez de echarnos la culpa mutuamente por las fallas de nuestra
educación (que son graves), debemos cooperar todos los que de verdad queremos
un futuro mejor para nuestro país. Solo así lograremos que nuestra educación
sea la mejor del mundo, espero empatando
el primer puesto con muchos otros países.
¿Qué es lo que impide que esto sea
así? ¿Nos falta acaso el talento necesario?, o ¿Carecemos tal vez de los
recursos materiales?, me parece que no. Lo que en realidad nos falta es creer
que es posible, creer que si se puede hacer. Y luego utilizar las inteligencias
para ello.
Ese el papel del docente en el
desarrollo del país o mejor dicho de la sociedad y no solo en el Perú, si no
también en todos los países y rincones del planeta donde hayan sociedades
humanas. Convencernos primero nosotros
de que es posible tener la mejor educación y después convencer a los demás de ello
Pero surge la pregunta: ¿No dijo Mariátegui que para democratizar la
educación tenemos que democratizar la economía? Ciertamente y es verdad, porque
educación y economía son mutuamente interdependientes. El factor humano (mano
de obra y tecnología) determina la economía y la educación determina el factor
humano.
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