Historia de la
Educación 2
Del 1500 a nuestros
días
Por Mario Alighiero
Manacorda
LA EDUCACIÓN EN LOS SIGLOS XVI Y
XVII
La Reforma y la Escuela
Los movimientos populares heréticos habían promovido la difusión de la
instrucción, a fin de que dada uno pudiera leer e interpretar la Biblia personalmente, sin
la medición del clero.
La ciudad de Munerstadt establece en sus “Artículos y reivindicaciones”:
que “todos los hijos de los ciudadanos deben ser instruidos y adoctrinados con
diligencia y gratuitamente en las escrituras cristianas evangélicas, y sin
ningún pago a los maestros o a la escuela, a fin de que todos los niños, según
sus capacidades, pueden ser lo más hábiles posibles en sus oficios o en su
actividad, y a fin de que se puedan también tener, de aquellos que aprenden a
escribir, los predicadores y los anunciadores de la palabra de Dios. Y si tales
predicadores y maestros, con el tiempo, quieren pasar del estado matrimonial,
sus mujeres que deben ser de conducta honorable y cristiana, sean dirigidas a
instruir con habilidad a sus hijas y enseñarles la Escritura, a fin de que
unos y otros, tanto de sexo masculino como femenino, creados al mismo tiempo
por Dios, puedan convertirse en anunciadores de ka ley y de la fe”.
En Suiza Ulrich Zwingli (1484-1531) publicaba un libreto para la
instrucción y la educación cristiana de los niños (1523). En Alemania Lutero
decía: “la prosperidad, la salud y la fuerza mejor de una ciudad consiste en
tener muchos ciudadanos, instruidos, razonables honestos y bien educadas, que pueden
acumular tesoros y riquezas, conservarlas y usarlas bien...El mundo para
conservar su condición terrena, tendría necesidad de hombres que pudieran
gobernar ciudades y gentes, y mujeres
capaces de mantener la casa, los niños y la servidumbre. Hombres y mujeres de
esta especie los deberán hacer crecer desde niños. El proyecto de una escuela
nueva que en tres años desarrolle un
programa educativo equivalente al que requería la vida eterna, para llevar a
cabo este programa, Lutero se dirige a
los políticos y a los padres; es interesante su intento de conciliar el respeto
del trabajo manual productivo con el tradicional prestigio del trabajo
intelectual. Él dice: “Dios ha llamado al hombre a trabajar porque él mismo
trabaja, y se ocupa de oficios comunes; los trabajadores manuales se inclinan a
despreciar los trabajadores de la mente. La enseñanza es un trabajo tan
fatigado que nadie debería estar obligado a ejercerlo por más de diez años”.
Melancton, 1526: “En una ciudad bien ordenada hay necesidades de
escuelas, donde los niños, que son el semillero de la ciudad, sena instruidos;
nos equivocamos si se cree que sin instrucciones pueda lograr una sólida
virtud.
La Contrarreforma y la Escuela
La orientación educativa de la iglesia católica. Como respuesta al
protestantismo, fue fijada en el concilio de Trento (1545-1564). En sus
deliberaciones el concilio insistió mucho en los libros y en la escuela. En el
concilio lateranense de 1515, el papa León X había hecho aprobar disposiciones
bastante severas: “Nadie intente imprimir o hacer imprimir ningún libro si no
ha sido antes diligentemente examinado y aprobado por nuestro vicario u obispo
que tenga competencia en la ciencia del libro en cuestión. Quien intentara algo
en contrario, además de perder los libros y verlos quemar públicamente, quedará
implicado en la sentencia de excomunión.” El Obispo Beccatelli decía: “No hay
ninguna necesidad de libros; desgraciadamente hay demasiados en el mundo, es
mejor que se prohíban mil libros sin razón a que se permita uno que merece
castigo.
El concilio condenó en diez “reglas” varias clases de libros. Los libros
heréticos, Los que tratan ex profeso argumentos lascivos u obscenos. Los de
geomancia, hidromancia, aeromancia, piromancia, onomancia, quiromancia, nigromancia.
Los que contienen sortilegios, maleficios, augurios, auspicios, encantamientos
de magia. Condeno también lis libros escritos por autores ya condenados. El concilio de Trento provee a la
reorganización de las escuelas católicas, Reorganizo las escuelas de las
iglesias metropolitanas y las más pobres de los monasterios y conventos.
A finales del siglo XVI se reglamentó el sistema escolástico jesuítico:
la organización en clases, los horarios, los programas, las disciplinas.
La Sátira
La teoría y la práctica educativa se abren camino entre conflictos
y contradicciones. Se manejaba una sana educación humanística, dirigida a
atender igualmente la mente y el cuerpo, rica de conocimientos teóricos y
prácticos sobre los oficios y las industrias, las ciencias “reales” y las
lenguas clásicas, el derecho y la moral, sin exclusión del trabajo manual.
Tommaso Garzoni advierte “que no hay nada peor que la utilidad de los jóvenes
que odiar a los maestros, abandonando la escuela cuando los encuentran
terribles y severos... estos son los defectos y vicios de los alumnos: hacer
ruido en las escuelas, romper el silesio en ausencia del maestro, golpear al
que sigue la norma, hacer barquitas de papel, pintar los dibujos de los libros,
pedir a cada momento para ir al baño o a otro lugar, salir de la escuela como
diablos desencadenados, romperse la cabeza entre ellos pro mil tonterías; estas
son algunas de las cosas que hacen desesperar a los padres, que hacen gritar a
los maestros.
La Utopía
“Utopía”, lo que no está en ningún lugar. Los utopianos aprenden
las ciencias en su lengua, no le dedican más de seis horas al trabajo, muchos
dedican sus horas libres al estudio de las letras.
He aquí la imagen de una sociedad nueva, revolucionaria, como se
vislumbra a partir de tres grandes descubrimientos: imprenta, brújula y pólvora
para disparar, los cuales condiciona la difusión de la cultura y la exploración
y conquista de la tierra. Es la futura sociedad industrial, donde ciencia y
técnica predominan y cambian el mundo, con sus academias como centros de
investigación científica, que se oponen a las universidades.
Nuevas Orientaciones y Nuevas
Ideas
Samuel Hartlib, propugnador de la educación de los pobres lleva a cabo la
reforma y modernización de las escuelas.
A Locke solo le preocupa proveer a los niños que viven de los subsidios
de las parroquias, que asistan a las
escuelas del trabajo, que les preparen para actividades vinculadas con la
industria fundamental del país, adoctrinándoles al mismo tiempo en religión
oficial. Locke, en sus Pensamientos sobre
la educación (1693); admite que leer, escribir y saber son necesidades,
pero no que sean la cosa más importante. No está en sus cabales quien no
considera a un hombre virtuoso y sabio
infinitamente mejor que un gran erudito... Se debe tener cultura, pero
ésta debe estar en segundo lugar y subordinada a otros dotes mayores.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario