miércoles, 11 de diciembre de 2013

Historia de la Educación, Segunda mitad del siglo XIX



Historia de la Educación 2
Del 1500 a nuestros días
Por Mario Alighiero Manacorda

LA EDUCACIÓN EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

Revolución Burguesa y Reforma de la Instrucción 

La concepción pedagógica de don Bosco aparece fuertemente dominada por el pesimismo, dado que el niño se le presenta “triste y ridículo antojo del espíritu maligno”. En oposición a la educación tradicional, sobre todo católica, define su método: “Dos son los sistemas usados en todas las épocas en la educación de la juventud: Preventivo y represivo...”

El Marxismo y los problemas Educativos 

“La Función Civilizadora del capital” es considerada por Marx como la “pedagogía social” del capital, o sea la acción histórica desempeñada por él en la fabrica para disciplinar el trabajo e incluso  para educar para el plustrabajo; este tiempo de trabajo excedente de la necesidad vital  del obrero, que en la sociedad capitalista está destinado a dar provecho al capital, puede y debe convertirse en tiempo de trabajo y de crecimiento intelectual, destinado a aumentar la riqueza social, o sea las necesidades superiores de todos los hombres.

El marxismo no repudia, sino que hace propias todas las conquistas ideales y prácticas de la burguesía en el campo de la instrucción; universalidad, laicismo, estatismo, gratuidad, renovación cultural, integración de la temática del trabajo, así como la integración de los aspectos literario, intelectual, moral, físico, industrial cívico. Él no piensa en una instrucción profesional de niños destinados a  funciones subalternas, y ni tan solo a una instrucción pluriprofesional, o “instrucción profesional universal”; ésta le  parece más bien “una propuesta predilecta de los burgueses”, que lejos de resolver los problemas  de la formación del hombre, no resuelve los problemas que hoy llamaríamos de mercado del trabajo.

Marx reconoce el significado de los primeros elementos de la instrucción del futuro en las escuelas politécnicas, agrarias y de enseñanza profesional que se iban estableciendo que prescribía la instrucción obligatoria para la aceptación de niños en el trabajo. Él tiene como objetivo la formación de hombres totalmente, omnilateralemente desarrollados. Marx no fue nunca autoritario en el sentido del estatismo; al contrario, siguiendo el ejemplo de los Estado Unidos de América, declara sin medios términos: “La educación puede ser estatal sin estar bajo el control del gobierno... Solamente materias como ciencias naturales, gramática, etc., pueden ser enseñadas en la escuela.”

Nuevos Fermentos: El Papel de las Mujeres 

Como en lo establecido por la ley Casati, permanece en todos los países la neta distinción entre instrucción clásica  e instrucción técnica y, a menudo, perdura el desinterés público por  la formación profesional, abandonada  a la iniciativa privada.

Entre las mujeres encontramos figuras de orientaciones muy diversas: la norteamericana Emily Bliss Gould, como Ferrante Aportí, pensaban en una educación del pueblo dirigida a contrarrestar la influencia ejercida por las familias populares.
Gratuidad, bolsas de estudio, laicismo, modernidad de los métodos fundados en el trabajo, para el cual Elena Raffalovich, hebrea, rusa de nacimiento, y esposa del gran humanista italiano del siglo XIX, Domenico Comparetti,  apela a Froebel con independencia.

El personaje real Elena y el personaje imaginario Vera se parecen incluso en el feminismo: su compromiso educativo no está ciertamente separado de su compromiso en su propia emancipación personal y  en la emancipación de la mujer en general. 



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